TURISMO
El turismo es una de las actividades productivas terciarias del Corredor Biológico Chichinautzin. Los recursos naturales, históricos y culturales con que cuenta se reúnen en los siguientes productos turísticos.

I. LA RUTA DE LOS CONVENTOS
Los conventos agustinos, dominicos y franciscanos que cubren parte del estado de Morelos brindan la oportunidad de observar y admirar la arquitectura de construcciones del siglo XVI. En el año de 1995, por su alto valor histórico y monumental, esta serie de conventos fue incluida en la Lista del Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Los conventos que se encuentran dentro del Corredor Biológico Chichinautzin se conocen como “Ruta de Tepoztlán”, incluye los conventos de Cuernavaca, Tepoztlán, Tlayacapan, Tlalnepantla, Oaxtepec, Atlatlahuacan y Totolapan.

Existen otras rutas dependiendo su evangelización como se aprecia en el siguiente mapa:

 
 
Después de consumada la conquista de la capital azteca, los primeros misioneros siguieron de cerca a los conquistadores para cristianizar cada porción de tierra incorporado al imperio del rey Carlos I de España. Para iniciar su travesía partieron del valle de México hacia el sur.

En cada población sometida se educó al indígena en diversas artes y oficios lo cual dio por resultado el que se pudieran realizar obras arquitectónicas de gran magnitud como fueron los conventos.
Destuían el teocalli principal y, en su lugar, y con las piedras de aquél, levantaban un templo y un recinto para el trabajo de los monjes. Cada abadía se levantó con elementos constructivos europeos, como la verticalidad y los grandes espacios cubiertos, pero se rescataron ideas prehispánicas, como la masividad de los volúmenes y la espectacularidad de los grandes atrios o explanadas. Estas edificaciones funcionaban como fortalezas, centros de evangelización y lugares de reunión.
Tanto para los soldados de Cortés como para los catequizadores, los conventos constituyeron enclaves para organizar los territorios recién conquistados y difundir la nueva fe, en un espacio arquitectónico que permitía la evangelización de muchos pobladores en un corto periodo. Así, los monasterios ejercieron gran influencia urbanística en los cientos de poblados que se colonizaron más adelante en el resto de la Nueva España, y sirvieron para prolongar la tarea de conquista militar y religiosa a las regiones más apartadas del continente.

Aunque las distancias no son grandes entre cada sitio de la Ruta, se requieren dos días o más para visitarlos.
De los conventos que incluidos dentro del Corredor Biológico Chichinautzin se encuentran:

1. Tepoztlán
Uno de sus principales atractivos es la Pirámide Tepoztécatl, El legendario Rey de Tepoztlán, es un adoratorio construido en honor al dios del pulque, “Ome Tochtli” (Dos Conejos), se encuentra en la cima del cerro del Tepozteco. Durante el ascenso, se pueden observar diversas figuras de piedra que los nativos del lugar le han dado nombre de acuerdo a su idiosincrasia. La parroquia de la Natividad de María, que es una construcción del siglo XV es otro atractivo turístico.

2. Yautepec
Yautepec, que en náhuatl significa “en el cerro del pericón”, cuenta con un convento construido por el dominico fray Lorenzo de la Asunción, quien llegó a la Nueva España en 1554.
La iglesia esta influenciada por las construcciones franciscanas de los alrededores, y en la fachada se observa una placa con la fecha 1567, quizás la de su construcción.
En el convento dominico de Yautepec se puede apreciar su claustro y principalmente una gran cantidad de bellas figuras como las de los apóstoles San Pedro, San Pablo, Santiago Mayor, San Andrés y Santiago Menor y santos dominicos como Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino y San Pedro Mártir.

       
3. Tlayacapan
Tlayacapan, que en náhuatl significa “punta de nariz de tierra”, es un poblado habitado desde la época prehispánica, ya que se tienen algunos vestigios que la región estuvo habitada por la cultura olmeca hacia el año 1500 a.C. lo mismo puede decirse de los toltecas que habitaron la región en su tiempo.
Durante el imperio azteca, Tlayacapan tuvo una gran importancia por ser el lugar en donde se dividen los caminos hacia el sur de Puebla, Oaxaca y Acapulco. Desde este tiempo se le consideró como la “Puerta de entrada de Tenochtitlán”.
La construcción del convento se inició alrededor de 1554 y fue terminada antes de 1572. Destaca por la verticalidad de su fachada y por el empleo de recios contrafuertes y almenas. Tiene características tanto góticas como renacentistas. Son notables las pinturas al fresco que sobreviven particularmente en el claustro y la sacristía, así como en la capilla abierta.
El edificio cuenta con un museo pequeño que exhibe piezas arqueológicas y coloniales, así como diez momias del siglo XVIII que son un testimonio histórico, pues conservan en muy buen estado su vestimenta y calzado.
Tlayacapan está rodeado de un bello paisaje. Sus puentes, los portales coloniales de la plaza principal y los 27 templos que ahí se construyeron, hacen de esta población un lugar agradable y especial.


4. Tlalnepantla
Tlalnepantla, cuya traducción es “En medio de las tierras”, pero que en realidad se encuentra entre las montañas, potencialmente es aprovechable para excursionismo.
Tlayacapan, pueblo señorial “Sobre la punta de la tierra”, fue tan grande este centro de población que aún existen 27 iglesias católicas que sustituyeron a otros tantos teokallis de los nativos. Asimismo son notables sus montañas llamadas Ziulopapalotzin (Cerro del Sombrerito), mariposita; Zuapapalotl, mariposa señora; Tetzontlala, del Tetzontli, piedra porosa; Chiluahko, chile seco; Tenankiauatla, arrabal; Chiatzinko, pequeño sembrado de chía; y Auatepelayo. Se localiza a 179 kilómetros de la ciudad de México. Carretera federal Xochimilco-Cuautla, hasta llegar a Tlayacapan. Entre sus atractivos se encuentran el convento de San Juan Bautista de la orden de los agustinos y las momias que fueron descubiertas durante los trabajos de remodelación de la capilla, que se puede visitar todos los días de 9:00 a 17:00 horas. Cuenta con puesto de comida y pequeños restaurantes.

5. Totolapan

Totolapan, cuyas raíces etimológicas vienen de toto-li, “ave”; atl “agua”, y pan, “Sobre agua, galleretas”. Como efectivamente llegarían estas aves a invernar a los dos jagüeyes que existen en la parte oriental del pueblo.
Los agustinos, al mando de fray Jorge de Ávila fundaron ahí el convento de San Guillermo Totolapan, cuya construcción se inicia en 1534, y se convierte en la segunda fundación de los agustinos en el estado de Morelos.
El conjunto conserva aún su atrio, con una capilla de indios, las capillas posas, además de la iglesia que ostenta una torre y el claustro. Es de dos pisos con dependencias como las celdas en planta alta y el refectorio, la cocina y la Sala de Profundis en la planta baja.
     
6. Atlatlahucan
El convento de Atlatlahuacan destaca porque se encuentra a mayor altura que el pueblo. Probablemente, como en otras poblaciones, el conjunto fue construido sobre una plataforma prehispánica.
Resalta el convento frente a la pequeña población, con sus enormes y centenarios árboles en el atrio, que forman un auténtico oasis en un lugar tan árido.
En la capilla abierta se puede apreciar el árbol genealógico de los agustinos.

   
Otros conventos que se encuentran fuera del Corredor Biológico Chichinautzin son:

1. Oaxtepec
Con los restos de la pirámide Ometochtli (dios adorado en Tepoztlán), los dominicos levantaron el convento de “Huastepec”, llamado así porque el lugar se encuentra cerca del cerro del Huaje.
Dicho convento, se construyó bajo la dirección del fray Francisco de Aguilar, y fue la segunda fundación dominica en la Nueva España. Su construcción se realizó entre 1560 y 1580, sin embargo la parroquia de los indios fue administrada por los frailes desde 1528. La fachada de la iglesia es sencilla y el interior está abovedado con nervaduras góticas.
El claustro es de dos pisos y está fabricado con piedra de sillería de fino acabado y se encuentra adornado por figuras de frailes y pinturas murales que aún se conservan.

3. Yecapixtla
Yecapixtla, que en náhuatl significa “lugar donde corren vientos sutiles”, fue un importante centro económico prehispánico, que durante la Conquista fue famoso por la resistencia que opuso a los españoles.
En 1534 en el capítulo que se celebró en Ocuituco, se decidió asignar dicho lugar a los agustinos, los cuales, al mando del fray Jorge de Ávila, construyeron la iglesia y convento de San Juan Bautista entre 1535 y 1540.
Cuenta con amplio atrio almenado, en el que aún se aprecian las cuatro capillas posas del siglo XVI.
La iglesia es de tipo gótico y el convento no fue terminado, ya que únicamente se levantó el corredor bajo el claustro, el cual es de construcción tosca y al que se accede desde el atrio a través de la portería.
El convento esta decorado con hermosas pinturas murales y en la portería se pueden apreciar todavía algunas figuras.

4. Ocuituco
El monasterio de Ocuituco es el primero que los agustinos fundaron en América, en 1533, aunque la construcción experimentó modificaciones posteriores. El primer arzobispo novohispano, fray Juan de Zumárraga, tuvo en encomienda este pueblo. La fuente del claustro destaca porque tiene seis leones labrados por maestros cantereros indígenas del siglo XVI.
Hubo otra fuente colonial en la plaza principal llamada de Las Sirenas, también realizada por artistas locales. Las sirenas, aunque deterioradas, todavía existen: dos están en las escaleras para subir al atrio conventual y otras dos están cerca del claustro.

5. Tetela del Volcán
Tetela que en náhuatl “tierra fragosa de montes y sierra” es una población antigua que existe desde la época prehispánica.
Los primeros españoles que llegaron a Tetela, tan solo de paso, fueron Bernardino Vázquez de Tapia y Pedro de Alvarado en 1519, cuando los comisionó Cortés para que fueran a Tenochtitlán.
Tiempo después, Tetela quedó sometida a los españoles. Hacia 1536 el lugar perteneció a los agustinos quienes iniciaron la evangelización., pero como “intentaron fundar ahí un monasterio sin autorización de nadie… les valió una prohibición real para evitar que llevaran a cabo su intento.
Así, en 1561, el lugar se asignó a los dominicos quienes se dedicaron a la obra del convento bajo la dirección de fray Juan de la Cruz O. P.
El periodo de construcción se realizó entre 1570 y 1580. En general, el lugar a lo largo del tiempo ha sufrido gran deterioro, por lo que tanto la iglesia como el claustro han tenido modificaciones pero aún se puede apreciar su fachada de mampostería y sus magníficos murales.



El Corredor Biológico, constituye el paso de los turistas hacia diferentes destinos turísticos del sur, esto ha provocado que la población que vive a los lados de la carretera se convierta en prestadores de servicios turísticos, como los siguientes:

II. GASTRONOMÍA
La comunidad que se dedica a la venta de alimentos satisface a los turistas con alimentos tradicionales de la región o de las zonas aledañas, por ejemplo quesadillas de hongos, huitlacoche, queso, requesón, flor de calabaza; al dedicarse a la producción de ganado venden barbacoa que tradicionalmente se cuece en horno que se encuentra bajo el suelo cubierto con maguey para lograr el sabor tradicional; cabe mencionar que desde la época prehispánica se realizaba este sistema de cocción con los animales silvestres con son el venado, el conejo, el jabalí, entre otros y la bebida refrescante es el pulque, bebida tomada como agua y que sigue siendo parte de su dieta diaria, esta se prepara con la fermentación del extracto de maguey pulquero (Agave atrovirens) el cual, consiste en seleccionar la planta madura y lista para producir a esta se le cortan las pencas se talla o raspa con un castrador de fierro, después se tapa con pencas un plástico y una piedra para que no se levanten y dejan que se fermente una semana, se extrae el aguamiel con un acocote (guaje) instrumento que tiene en la parte delgada un cuerno de buey que es la que pone en la planta de maguey y del otro lado un orificio en donde se succiona el aguamiel y se llena la tinaja (com. pers. de un tlachiquero perona que prepara el pulque). Además, tienen artesanías de barro y madera y panes para la venta.

III. ABARROTEROS
Los abarroteros se han integrado como prestadores de servicio para lo cual, deben tener surtida la tienda de la mercancía mas solicitada por los turistas.

IV. ARTESANIAS
Existen por lo menos 10 grupos de artesanos constructores de muebles de madera en Huitzilac, Tres Marías, Tlayacapan, Totolapan y Yautepec que venden a los turistas de paso, siendo cada vez mayor la demanda, y por tanto, de la materia prima que es madera generalmente muerta de las especies forestales por lo que este grupo aunque es minoritario son usuarios que dan valor agregado a sus productos.
Además se ha creado una artesanía de muebles en miniatura. La comunidad de Huitzilac encontró que éstas tienen mayor mercado por considerarse tradicionales del municipio.

     
V. HERRERIA FORJADA
También existen artesanos en todos los municipios, tiene demanda entre los habitantes de los sitios colonizados recientemente como fraccionamientos y zonas residenciales por lo que es una actividad económica con rentabilidad económica.
VI. COMERCIO DE FRUTA
Las comunidades del Chichinautzin en general se caracterizan por producir dentro de huertas, fruta de diferentes especies como pera, manzana