México es uno de los países más ricos en el mundo por su abundancia de recursos naturales. A lo largo de nuestro territorio coexisten los ecosistemas más variados: desiertos, bosques, selvas, arrecifes, humedales e islas, que por su singular atractivo ofrecen un sin fin de posibilidades para la conservación y el esparcimiento. En ellas habitan millones de especies de flora y fauna cuyo hogar son nuestras maravillosas Áreas Naturales Protegidas (ANP).
Al visitarlas o al hacer uso de ellas tenemos la responsabilidad de protegerlas ya que prestan servicios ambientales invaluables para propios y extraños. Un claro ejemplo de ello es la captación del agua y la limpieza del aire. Sin embargo, mantener y operar una sola ANP requiere de muchos recursos; por ello, la Ley Federal de Derechos 2008 (LFD) estableció en sus artículos 198 y 198ª el cobro de derechos por el uso, goce y aprovechamiento de las Áreas Naturales Protegidas, sean estas marinas o terrestres, lo que se traduce en una forma de colaboración con la conservación de estos vastos territorios hasta ahora poco impactados por el hombre, que son herencia para las futuras generaciones.
Cuando pagas tus derechos contribuyes de manera directa a su conservación. Te recordamos que además debes seguir las reglas que el personal de ellas te indique al realizar tus actividades y que al disfrutarlas también las estás conservando.
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