Fotografía: Omar Maldonado / Archivo Parque Nacional
La posición geográfica y la fisiografía de este Parque Nacional lo hacen ser un importante reservorio de especies de hongos, de flora y de fauna silvestres. Al ser parte de una gran cadena montañosa intercontinental, el Eje Volcánico Transversal, donde coinciden las regiones neártica y neotropical, se presenta un alto índice de endemismos (18 especies) y de poblaciones tanto de plantas como de animales con historias evolutivas distintas.
Fotografía: Gabriela Becerra / Archivo Parque Nacional
Dada su gran biodiversidad, con 471 especies registradas, la Sierra Nevada fue catalogada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) como Zona Prioritaria para la Conservación Terrestre y Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA C-72).
La Sierra Nevada destaca como centro de origen y diversificación natural sobre todo para vertebrados. Tiene un alto valor por la presencia de endemismos para vertebrados y hongos, y medio para plantas vasculares. Tiene, también, un alto valor como corredor biológico, tal vez el más importante desde el punto de vista transicional, según la CONABIO.
Es importante hacer notar que de las 471 especies registradas, 35 se encuentran en alguna categoría de riesgo, incluidas las 18 especies endémicas.
Fotografía: Gabriela Becerra / Archivo Parque Nacional
La distribución de la vegetación atiende a la altitud, de modo que pueden distinguirse tres pisos fundamentales de vegetación: bosques de pino-abies (3,000-3,700 msnm); bosques de pino (3,400-4,200 msnm); pastizal alpino y subalpino (3,500-4,500 msnm). La mayor diversidad se encuentra entre los 2,400 y 3,500 msnm.
Fotografía: Gabriela Becerra / Archivo Parque Nacional
Los bosques de coníferas son la vegetación dominante, seguidas por la pradera de alta montaña o pastizal alpino, vegetación herbácea de no más de 50 cm de altura que colinda con las arenas volcánicas y los glaciares, que ya se encuentran en franca desaparición. Entre estas dos zonas existe un ecotono cuyas principales especies son la jarilla, el cardo santo, los lupinus y el gordolobo. Los pobladores de la región conocen el uso medicinal de muchas de estas herbáceas y arbustivas que se presentan abundantemente en la región.
También hay una gran variedad de hongos, muchos de los cuales forman parte de la dieta local. La recolección de estos organismos se ha practicado de manera tradicional para autoconsumo desde tiempo inmemorial; sin embargo, su demanda con fines comerciales ha ido en rápido aumento, lo que aunado al desorden de la actividad ha provocado su sobreexplotación, poniendo a algunas especies en riesgo. Esta problemática también se observa para las plantas medicinales.
La perturbación humana sobre los hábitats naturales avanza de abajo hacia arriba, reduciéndolos y aislándolos cada vez más. Además de la destrucción directa de su hábitat, por la tala, los incendios y la ganadería extensiva, la fauna sufre por la caza deportiva y de subsistencia, así como por su comercio ilegal; incluso las actividades turísticas mal controladas contribuyen a diezmar las poblaciones de los animales.